El trabajo escénico se realizó a la par de la escritura del texto comenzando por establecer métodos de creación de la alemana Pina Bausch.
Dos fueron los ejes a trabajar:
a. Generar una est-ética de la exposición que abarcara todos los aspectos escénicos: el actor, el espacio, la iluminación, el público, etc.
FOTO: Laura Muñoz |
En lo referente al espacio se trabajó sin ficcionalizarlo. Todo el momento se dejaba en claro que el espacio era el interior del Trolebús escénico. Al mismo tiempo se experimentaron las diferentes posibilidades de habitar el espacio desde la acelerada acción física hasta la estaticidad. Desde lo corporal y lo vocal hasta la mera exposición de la presencia del actor.
Para el público se utilizaron también las dos vertientes antes mencionadas del concepto de riesgo y así habían momentos donde estaba en peligro la integridad física de los espectadores y en otras su integridad personal al imitar las caras que hacían durante el momento del acontecimiento escénico.
Igualmente, el tiempo fue expuesto al evitar su desdoblamiento ficcional y manteniendo una constante referencia al tiempo presente del acontecer. La fragmentación de la obra es un resultado de la exposición temporal pues al estar privilegiando en todo momento el fragmento antes que una totalidad, el espectador se mantiene en el presente.
FOTO: Laura Muñoz |
b. Generar una est-ética de la reproducción para generar una maquinización del humano y una humanización de la máquina.
FOTO: Laura Muñoz |
En un momento de la obra, el actor iba despegándose de su propia voz que pasaba a ser una voz grabada, casi robótica y una de las fotocopias sacadas de su rostro cantaba una canción.
Por otra parte, la humanización de la fotocopiadora se buscó a partir de la creación de su biografía, dotarla de deseos y aspiraciones humanas, y de logros personales. La voz de la fotocopiadora comenzaba robótica, casi inentendible para finalizar con apariencia más humana.
La obra era iniciada por el actor mientras la copiadora permanecía cubierta con un manto rojo y terminaba con el actor abandonando el Trolebús y dejando el último monólogo a la copiadora en escena.
FOTO: Laura Muñoz |
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